El proyecto

El proyecto tiene como objetivo el estudio del islam permitido y vivido en minoría (mudéjar) en el valle del Duero, donde existieron comunidades musulmanas más o menos populosas que profesaron su religión con total plenitud en todos los aspectos.

 

Después de una década de estudios, sabemos que hablaban y conocían el árabe, al menos sus élites intelectuales, y que participaron en la generación de una versión islámica del castellano, la aljamía, que continuó en la época del islam prohibido (morisco). Rezaban en sus mezquitas, practicaban el ayuno, colaboraban con el impuesto social y peregrinaban desde estas tierras castellanas a La Meca. De todo ello tenemos constancia documental y probablemente esta visión difiera de la que hasta hace no mucho se tenía de los mudéjares castellanos, considerados como una versión muy marginal del mundo islámico peninsular.

Mezquita Alquibla de Ávila.
Alcázar de Medina.

Esta práctica del islam iba acompañada de una serie de fuertes restricciones económicas y sociales, sin las cuales no hubiera sido posible. Aceptar esto resulta fundamental para comprender este proceso histórico de coexistencia religiosa, basado en la imposición, sí, pero también en el pacto, generador al tiempo de intercambios culturales. Una de esas restricciones, quizá la más llamativa por sus implicaciones espaciales, fue la obligación de vivir apartados, encerrados en lugares específicos de las ciudades: las morerías.

Este proyecto se centra precisamente en su análisis, en conocer a fondo los espacios de vecindad islámica existentes en las ciudades castellanas bajomedievales: cómo se organizaban urbanísticamente, cómo se relacionaban con el resto de la ciudad y entre ellas, cómo se organizaban y se gobernaba la vida en su interior, qué restos se han conservado y cómo reconocerlos o qué implicaciones simbólicas tenían tanto para sus moradores como para sus convecinos cristianos.
Valladolid, Morería.
San Antonio El Real

Para ello se ha constituido un equipo multidisciplinar de especialistas en el estudio del mudejarismo castellano, con el convencimiento de que solo desde el aporte de diferentes ópticas disciplinares se puede construir un discurso histórico sólido. Se pretende así, no solo la obtención de conocimiento directo, sino también la creación de una metodología de trabajo que pueda servir en el futuro para otras investigaciones.

Pero además, se considera también que el estudio de las morerías castellanas tiene una lectura contemporánea, igualmente importante, tanto en términos patrimoniales (recurso social y económico) como en términos sociales (mejor conocimiento y resolución de situaciones actuales de coexistencia religiosa y cultural).